martes, 3 de diciembre de 2013

LA FOTOGRAFIA, LA PINTURA Y EL RECUERDO.



Es obvio que la pintura y la fotografía se complementan y se influyen recíprocamente, por una parte, la fotografía capta una imagen fija, inmóvil, una mimesis, un instante de una realidad dinámica, y la pintura puede, a partir de esta detención del movimiento, hacer un replanteamiento que la enriquezca. Por otra parte la pintura, que genera o propone transformaciones, procesos, ideas, planteamientos y puede sintetizar ejemplarmente la fotografía cuando esta elige una imagen decisiva de un momento específico. De modo directo o indirecto, la pintura a partir de una fotografía puede llegar a construir una insustituible metáfora visual, capaz de fijar en la memoria un encuentro con un momento del pasado, sin la fidelidad de la fotografía.

Es por esta razón que la importancia de la imagen reside, en este caso, en la imagen del recuerdo, ya que el recuerdo no es un retorno de un momento especifico, sino más bien una reconstrucción, una reformulación que está sometida a cambios, a reajustes que se van dando en cada presente del recuerdo, es decir, en cada momento de la evocación, así, la pintura mnémica parte de la fotografía pero la reconstruye, la reformula, como hace el recuerdo con la imagen. 

Rafael arteaga 2013
 


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